Médicos del
Mundo, asociación médica de solidaridad internacional, trabaja desde hace unos 40
años al lado de las personas migrantes. Tanto en su país de origen, en su
recorrido migratorio como en los países de acogida, constatamos que las normas
humanitarias internacionales y el derecho de asilo están violados todos
los días. En el contexto de una crisis humanitaria sin precedentes, la Unión
Europea propone un acuerdo con Turquía que contradice totalmente sus deberes de
protección: el principio de no-expulsión de solicitantes de asilo ya no se
respetaría por parte de las autoridades, a pesar de que tienen la obligación de
hacerlo.
Cerca de 45.000
emigrantes están bloqueados en Grecia, 15.000 de ellos en Idomeni, en la frontera
de Grecia con Macedonia. Además de unas condiciones de higiene desastrosas, los
equipos de Médicos del Mundo constatan un aumento significativo de los casos de
violencia, y especialmente de la brutalidad de las fuerzas de seguridad, como
el uso de pistolas eléctricas y de perros policía (infligiendo numerosas
mordeduras).
Desde el cierre
de las fronteras, toda Grecia está inmersa en una crisis humana inédita. Las
familias están hacinadas en unos campos a cielo abierto, con inmensas
necesidades sanitarias y psicológicas. Por esta razón hemos decidido responder
a estos imperativos movilizando toda nuestra red y reforzando nuestros equipos
médicos ya omnipresentes en el lugar.
"Nuestra misión no es solo atender y curar,
es también condenar la violación de los derechos humanos fundamentales, como es
el caso hoy en Idomeni. Daremos testimonio de cada abuso, para seguir
combatiendo todas las formas de injusticia", ha declarado Nikitas Kanakis, Presidente de
Médicos del Mundo Grecia.
Como ejemplo, el testimonio de M. cuando le atienden nuestros médicos en
Idomeni: " Quieren matarnos, nos han
pegado, nos tratan como animales".
Los Estados miembros
de la UE se están alejando de los valores de solidaridad y de protección sin
lograr un acuerdo político común. Consideran a las personas migrantes y
refugiadas como un todo, y por lo tanto rechazan todo principio de estudio
individual de cada situación. Si este acuerdo sale adelante, habremos perdido
todos nuestros valores, ya que estas políticas no pueden impedir a quienes
huyen del horror que tomen aún más riesgos para salvar su vida y las de sus
hijos e hijas.
Idomeni es hoy
el escaparate de lo que podría ser Europa mañana; una Europa plagada de campos,
de zonas donde no rige el derecho, que canjea el derecho de asilo por unas
cárceles a cielo abierto, de gente vagando sin rumbe como ocurre alrededor de
Calais, una Europa en que la libre circulación no es más que un recuerdo
lejano.
Insistimos en
la necesidad imperiosa de abrir vías de acceso legales y seguras para todas
estas personas, que tengan la posibilidad de pedir asilo en el país que elijan,
garantizando a lo largo de todo el recorrido migratorio una protección
específica para las mujeres y los niños, que suponen la mayoría de este inmenso
grupo.
Los 28 Estados
miembros pueden hoy elegir entre un futuro solidario, edificado sobre los
valores fundacionales de Europa, integrando la valiosa aportación cultural,
social y económica de quienes ahora llaman a las puertas de Europa, o una
política de encierro, de repliegue, de rechazo del otro, caldo de cultivo para
todos los fascismos.
"Europa
está enferma por su incapacidad de acoger a estas personas en extrema
necesidad, entre ellas a cada vez más menores. Pedimos a los Estados miembros
que se comprometan a una respuesta política ambiciosa y concertada, respetando
los derechos humanos y el derecho internacional humanitario", declara la doctora
Françoise Sivignon, Presidenta de Médicos del Mundo Francia.