Llegó el momento, ésta sí que es la despedida.
Hoy ha sido mi último día en este mesa, mi último día en esta Sede: la de Médicos del Mundo en Galicia, con la que he vivido un proceso de crecimiento y maduración, personal y profesional, paralelo a su desarrollo asociativo. Organización siempre generosa con quien a ella se entrega, devolviendo, multiplicándolos en forma de sueños cumplidos, todos los esfuerzos que se le dedican.
Aquí llegué como voluntario; sólo me sonaba el nombre de esta casa, desconociendo su complejidad y riqueza. Más tarde, se me dio la oportunidad de dedicarle todo mi tiempo y de dejar mi pequeña huella en ella. En estos últimos 3 años y medio he puesto todo mi empeño en protegerla y mimarla y también en desarrollarla y mejorarla.
Sé que nuestra lucha contra las enfermedades y especialmente contra la peor de ellas, la injusticia, está muy lejos de concluir, pero también sé que cada minuto que dedicamos a ese combate damos un pequeño paso, porque no hay peor enfermedad ni mayor injusticia que la indiferencia.
Mientras siga habiendo organizaciones como la nuestra, vivas, abiertas y participativas y gente que dedique su tiempo a construirlas, siempre habrá motivos para el optimismo.
Salud.
Raúl Torres Insua.